Otra vuelta sobre la lectura con un libro en la mano

Creo que quienes trabajamos en educación somos conscientes de la importancia de la lectura en y para la vida de las personas. Por ello nos pasamos gran parte de nuestro tiempo tratando de informar a las familias sobre el poder de la lectura, las técnicas para hacer de sus hijos e hijas personas lectoras, recomendando libros o cualquier otra forma de concienciación. Podemos suponer, según el barómetro de hábitos de lectura y compra de libros de la Federación de Gremios Editores de España, que alguna de estas campañas empieza a arrojar sensibles resultados de mejora en el hábito lector, aunque no aún a los niveles medios de la Europa que nos lidera, al menos, económicamente.

En esta ocasión para iniciar los artículos de este blog dedicado al Club de Lectura de nuestra biblioteca elegimos un libro que acabamos de leernos y que es una gran alabanza al poder de la lectura para transformar a las personas y sus vidas. 

El libro, de la editorial Duomo, se llama Tardes con Margueritte. Es una historia conmovedora, marcada por el sentido del humor, la crítica inteligente hacia los sistemas educativos que no admiten las diferencias personales y sobre todo es un relato emotivo de la unión de dos personas en torno a la lectura. Consigue convertir en personajes entrañables a personas que habitualmente nos pasarían desapercibidas y lo que es mejor aún, lejos de moralinas y discursos manidos, nos relata la transformación vital a través del acto compartido de la lectura. ¿Acaso nuestro club de lectura no tiene como objetivo compartir lecturas, estrechar vínculos entre nosotras en torno a los libros que leemos? Como anillo al dedo iniciar este blog comentando este libro de fácil, amena y rápida lectura. 

Como maestra de Educación Infantil, casi caí rendida hacia la autora cuando escribe: " para conseguir que a los niños les guste la lectura, hay que leerles en voz alta. (...) si se les hace eso, después se vuelven dependientes como de una droga. Cuando crecen, necesitan los libros. Yo me quedé sorprendido, pero, pensándolo bien, llegué a la conclusión de que no era ninguna idiotez. Si de pequeño me hubiesen leído cuentos, quizá habría metido las narices más a menudo en algún libro, en lugar de hacer tonterías sólo por aburrimiento."

Desde aquí, una vez más, animamos a las familias a leer a sus hijos e hijas cuando aún no saben hacerlo por sí mismos y a compartir lectura cuando están más creciditos. No los olvidéis:  'El libro nuestro de cada día....'

El siguiente libro es un enlace a un dossier con más información sobre el libro:

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